IV DISPOSICIONES


El Maestro Sun dijo:


Los expertos estrategas de la antigüedad trataban primero de ser invencibles para, luego, aguardar a que el enemigo fuera vulnerable. La invencibilidad depende de uno mismo; la vulnerabilidad, del enemigo. Por tanto, el buen estratega puede hacerse invencible pero es incapaz de hacer que el enemigo sea vulnerable. Por ello se dice: es posible saber cómo lograr la victoria y sin embargo no poder realizarla.

La invencibilidad reside en la defensa; la vulnerabilidad, en el ataque. Si las fuerzas no son suficientes se opta por la defensa, mientras que se ataca cuando aquéllas sobran. Los expertos en defensa se ocultan bajo las profundidades más remotas de la tierra; los expertos en ataque actúan desde lo alto de las esferas más elevadas del cielo. De este modo, es posible protegerse y alcanzar una victoria total'.


Las victorias evidentes que no sobrepasan el entendimiento del vulgo no denotan la suprema excelencia.Vencer en el combate y recibir el reconocimiento unánime de todo el mundo tampoco es lo mejor. Del mismo modo, levantar una pluma no implica poseer una gran fuerza; tampoco distinguir el sol y la luna una vista penetrante; ni oír el estruendo de la tormenta un oído fino.


Antiguamente, se consideraba hábiles estrategas a quienes eran capaces de vencer al enemigo con facilidad. Los buenos estrategas no merecían la fama ni por clarividencia ni por gallardía, ya que sus victorias estaban libres de toda incertidumbre. La ausencia de incertidumbre se debe a que tomaban las medidas necesarias para que la victoria resultara siempre inevitable al enfrentarse a un enemigo derrotado de antemano.



El buen estratega ocupa el terreno donde no puede ser derrotado sin dejar escapar la ocasión de vencer a su adversario. Un ejército victorioso vence primero y trata de luchar después; un ejército derrotado lucha primero y trata de vencer después.



El estratega capacitado, cultivando la virtud y preservando la disciplina, llega a ser el árbitro que decide la victoria o la derrota.



El análisis militar comprende: primero, la determinación de la superficie; segundo, la estimación del tipo de tropas; tercero, el cómputo de efectivos; cuarto, la evaluación de las fuerzas; quinto, las posibilidades de victoria. El terreno condiciona la determinación de la superficie; la determinación de la superficie, la estimación del tipo de tropas; la estimación del tipo de tropas, el cómputo de efectivos; el cómputo de efectivos, la evaluación de las fuerzas; la evaluación de las fuerzas, las posibilidades de victoria.



Un ejército victorioso es como un quintal frente a una onza; un ejército perdedor, como una onza frente a un quintal.


Gracias a las disposiciones, las tropas de un ejército victorioso son como las aguas que, acumuladas en lo alto, se precipitan impetuosamente hacia el valle.

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